Tipos de tornos

Dibujos, fotos y medidas de nuestro torno











Detalle de la pieza que sujeta la rueda al eje






Textos y fotos sacados de varios libros



Los tornos se presentan en muchas variedades. Desgraciadamente la popularización de la cerámica al torno, ha dado lugar a la fabricación de algunos tornos malos. La compra de un torno debe por ello enfocarse tan cuidadosamente como la compra de un coche. Si se compra adecuadamente un torno, puede considerarse como una inversión para toda la vida. La elección depende por lo tanto no de habilidades actuales sino de los planes futuros.

Se pueden agrupar los tornos disponibles en la actualidad en tornos de pedales, tornos de volante y tornos eléctricos de velocidad variable.

Los tornos de pedal deben eliminarse porque el ceramista ha de estar en constante movimiento impulsando un pedal en el lado con un pie, mientras mantiene quieta la parte superior del cuerpo.







Torno a pedal


Diccionario ilustrado de alfarería práctica – Robert Fournier


Los tornos de volante consisten en un pesado volante que es impulsado con el pie, un árbol que transfiere este movimiento a la cabeza de rueda y un robusto armazón de madera o metal. El ceramista pone primero en movimiento el volante, luego tornea mientras el impulso del pesado volante lo mantiene en marcha. Cuando la rueda disminuye de velocidad, se impulsa de nuevo el volante y se vuelve a reemprender el torneado. El torneado y la impulsión nunca se hacen al mismo tiempo.

Torno de pie - Cerámica al torno - Elsbeth S. Woody

Un buen torno de pie necesita un volante sufientemente pesado, de no menos de 30 kgs, buenos cojinetes (rodamientos), bastidor robusto, un apoyo para el pie confortable y un asiento ajustable.



Pie impulsando la rueda del torno, con apoyo para el otro pie
Cerámica popular española – J. Llorens Artigas y J. Corredor-Matheos


Los tornos de volante pueden comprarse en forma de kit, ya que su mecanismo es muy simple, o pueden diseñarse y construirse con piezas de otras máquinas. Un eje de automóvil es un árbol perfecto, el volante puede ser de hormigón moldeado o un bastidor de madera, lleno con arena o ladrillos, y la cabeza del torno (y los rodamientos) pueden comprarse separadamente. Las ventajas del torno de volante, son el absoluto control sobre la velocidad, especialmente cuando se desea ir muy lentamente. Tiene un funcionamiento uniforme, un costo razonable y la sencillez del diseño; su mejor uso es para hacer vasijas de tamaño pequeño y mediano.


Alfarero en torno de pie

Cerámica popular española – J. Llorens Artigas y J. Corredor-matheos







Las desventajas son que es difícil tornear vasijas grandes, especialmente las altas. La energía gastada en impulsar la rueda todo el día es considerable; este problema puede eliminarse utilizando un torno de volante con un motor que puede acoplarse al volante para darle impulso. La desventaja de un torno de volante motorizado es que el aumento repentino de la velocidad puede descentrar la vasija.

La mayoría de los tornos eléctricos son más pequeños y lijeros que los tornos de volante. La cabeza del torno puede girar libremente incluso cuando el motor no gire, y puede disponerse de tal manera que uno pude abarcarla entre sus piernas. El recogedor de salpicaduras puede desmontarse fácilmente (en algunos casos) para la limpieza y en caso de que estorbe en el trabajo.

La gama de velocidades debe siempre ir de 0 a 160 ó 200 revoluciones por minuto, y debe ser variable de forma continua en toda la gama.

Según la potencia del motor, un torno eléctrico puede hacer girar hasta 50 kgs de arcilla.

La transmisión de la fuerza desde el motor a la cabeza de la rueda, puede hacerse por correas, conos o un reductor de tornillo sin fin, siendo este último el más fiable.

El control de velocidades más corriente trabaja controlando el voltaje. Algunos controles de velocidades son mecánicos, sobre tales tornos, asegúrese de que las partes mecánicas son tan sencillas como sea posible y bien hechas, de manera que no resbalen ni se atasquen.

El control de velocidad debe ser siempre operado con el pie, de manera que las manos quedan libres para tornear. Algunos tornos tienen control doble manual y de pie.

Las ventajas de un buen torno eléctrico son obvias. Ocupa menos espacio, puede tratarse fácilmente. La energía de uno puede destinarse a tornear, más que a impulsar el volante, y no hay límite al tamaño de la vasija que pueda tornearse.

Las desventajas se centran mayormente sobre los problemas de comprar el torno correcto y el alto precio de un buen torno.

Primero pida consejo a varios expertos, ceramistas experimentados. Una fuente de información de confianza es el departamento de cerámica de un colegio. Corrientemente emplean varios tipos de tornos y muchos estudiantes y profesionales tienen sus opiniones sobre las ventajas y desventajas de un torno en particular.

Para un torno eléctrico, mantenerse 5 años en el taller de una escuela de cerámica sin reparaciones, es equivalente al uso del torno por un ceramista durante toda su vida (quizá un poco exagerado).

Compre un torno a un vendedor que sea el distribuidor oficial del torno para su región y tenga buena reputación de realizar las reparaciones rápidamente. No compre un torno que tenga que enviarse para reparar al otro lado del país.

Compre un torno que no pueda quedársele pequeño enseguida.

Un torno que pueda manejar 25 kgs, puede también manejar 5,5 kgs, la inversa no es siempre cierta.

Compre un torno construido para un profesional, incluso aunque usted sea un aficionado. Manténgase alejado de los tornos con asientos y dispositivos de recogida de salpicaduras fantasiosos.

El torno sobre el cual el alfarero moldea sus vasijas huecas es uno de los ingenios más originales e íntimos que ha inventado el ser humano. No existe nada comparable en ningún otro oficio. El metal, la madera, la fibra y el vidrio no responden tan dócilmente como la arcilla al tacto del artesano.

Se sabe que el torno de alfarero ya existía en Egipto en los albores de la historia escrita, y en China y Europa se remonta por lo menos al año 2000 a. de J.C. la opinión más difundida es la de que tuvo su origen en algún lugar del Próximo Oriente, y que desde allí se propagó a otras regiones.

Los dibujos anejos ilustran unos cuantos de los numerosos tipos existentes. En síntesis todos estos tornos consisten en una rueda principal o plato, que gira a considerable velocidad y muy suavemente, y que es accionada con la mano, con el pie o con un mecanismo. El impulso se obtiene mediante una rueda motriz muy pesada o un volante. En algunos casos el eje o árbol está sujeto al plato y gira dentro de una cavidad que tiene en la base; en otros casos, la cavidad se halla en el centro de un árbol hueco, inserto en la parte inferior de la rueda principal o plato, y el eje está fijo en el suelo. Este último tipo es muy común en Oriente y el anterior en Occidente.

El primitivo torno de pie se hace girar mediante la acción directa del pie desnudo sobre el volante,



Torno de pie de Normandia
Manual del ceramista – Bernard Leach











pero el tipo más evolucionado posee una manivela en el eje de hierro, provista de un pedal.








Torno de St. Ives
Manual del ceramista – Bernard Leach











Torno a pedal – Diccionario ilustrado de alfarería práctica – Robert Fournier


Antes del advenimiento de los tornos mecánicos, la rueda del torno se hacía girar también por medio de una correa conectada a una gran rueda separada, que un ayudante hacía girar a mano. Actualmente el movimiento de los mejores tornos mecánicos está producido por la fricción de dos conos, invertidos de tal manera, que la alteración del ángulo de uno determina el punto de contacto y, en consecuencia, la velocidad del torno.

El torno corriente de mano de China y Japón tiene una cabeza de madera ancha y pesada con cuatro muescas cerca de su circunferencia. Cuando el impulso disminuye, el alfarero introduce diestramente un bastón corto en una de estas muescas y hace dar con energía media docena de vueltas al torno. Este nuevo impulso dura lo suficiente como para realizar una pequeña vasija, pero tiene que ser renovado constantemente.



Sección de un torno Japonés – Manual del ceramista – Bernard Leach








Torno Indio - Manual del ceramista – Bernard Leach





Pese a este método en apariencia laborioso, la producción diaria de un alfarero oriental es comparable y a veces superior a la de uno occidental. Resulta además muy ventajoso para el alfarero poder mantener el cuerpo y la cabeza quietos mientras hace formas delicadas, y especialmente mientras pule las bases de la vasijas.

El torno más curioso de todos es uno que se emplea en Egipto y Siria y que está colocado en un ángulo inclinado hacia fuera respecto del alfarero; sin embargo, con tornos de este tipo se hacen vasijas de gran tamaño (tengo entendido que tornos similares se encuentran también en la Selva Negra).

Un buen torno mecánico con fácil control de la velocidad y movimiento suave, permite que el alfarero acometa obras de gran tamaño, pero para el taller artesano y el estudio, un torno de pie, bien proporcionado y de construcción sólida, resultará más que suficiente.

Es importante que el volante tenga un tamaño y un peso adecuados, y que las proporciones de la manivela y la barra permitan extender bien la pierna sin tener que ladear el cuerpo. El armazón debe mantenerse rígido a las máximas velocidades. Por este motivo es desaconsejable construirse un torno sin contar con planos y especificaciones. Es preferible que un carpintero y un herrero de la localidad copien un antiguo torno accionado con el pie, de cualquier tipo que haya resultado válido para otras generaciones de alfareros.

Se encuentran tornos en el mercado que a veces alguien consigue vender a algún desdichado estudiante, y que en realidad no pasan de ser simples juguetes. Los tornos accionados con el pie, desprovistos de asiento, tampoco son apropiados, pero sorprende ver con qué frecuencia se encuentran en escuelas de artes plásticas. El asiento tiene que estar al mismo nivel del plato del torno y cerca de éste para poder trabajar con comodidad.



Torno Alemán – Manual del ceramista – Bernard leach



Este texto se ha sacado del libro: Manual del ceramista – Bernard Leach


http://www.ceramicakoan.com/


Churritos de barro



Se puede hacer una pieza con churros de arcilla.

Lo primero es hacer una base para la pieza, que ponemos en el torno y cortamos lo que sobra con una herramienta punzante, preferiblemente de madera, porque el metal estropea la cabeza del torno.

Luego, hay que amasar entre las manos un pedazo de barro, darle una forma alargada, y sobre una superficie lisa, acabar de alargar un churrito uniforme. Este churro lo ponemos pegándolo con barbotina (arcilla y agua hasta conseguir una mezcla pastosa), subiendo como en una escalera de caracol.



Así vamos haciendo más churros, y subiendo dandole la forma, hasta que la pieza está acabada.

Cuando seca un poco, la bruñimos (pulimos) con una herramienta lisa, para suavizar la
superficie exterior.

Cuando está bien seca, la cocemos a 980 ºC , durante 8 horas aproximadamente, y esperamos más de 12 horas hasta que se enfríe, para que al sacarla no se pueda romper por el choque térmico.

Luego aplicamos con paletina (pincel plano) óxido de hierro con fundente, sobre la superficie bruñida, para que entre en las incisiones, y después quitamos el óxido sobrante, con una esponja húmeda, para crear más contraste.
Luego la esmaltamos, vertiendo el esmalte por dentro y girándola e inclinandola, para que pase por toda la superficie hasta vaciarla. Luego limpiamos los bultos que hacen los chorros de esmalte de dentro con una herramienta cortante, y con una esponja húmeda, los restos de esmalte de fuera.

Acabamos algunas piezas con el borde pintado con óxido de hierro,


Cuando seca el esmalte, cocemos la pieza a 970º C aproximadamente.

Después le ponemos cera para protegerla de la suciedad.

Aquí se puede ver el proceso, paso a paso








Presentación



En 1990 empezamos de manera autodidacta.
Desde entonces, hemos realizado distintos cursos de perfeccionamiento, y seguimos experimentando, buscando nuevas formas, texturas y colores.
Trabajamos con el torno de alfarero aunque también usamos placas y churritos para modelar.


Hacemos distintos tipos de piezas:

Utilitarias: Jarras y vasos, Cuencos, Vajillas, juegos de café y té

Decorativas: Jarrones, relojes de mesa y pared, lámparas, platos de pared, imanes, piezas especiales.

Bisutería: pendientes, Pulseras, colgantes, llaveros.

Murales: Calles, carteles, dibujos, números..

Regalos conmemorativos: Bodas y comuniones, empresas, eventos.


También distintos tipos de acabados:


- Blanco antiguo

- Azul tradicional (S.XVIII)

- Bruñidas con incisiones

- Bruñidas (hechas con churritos)


Cocemos todas las piezas 2 veces (el barro y el esmalte). Esmaltamos usando métodos tradicionales (vertido, inmersión...), y las decoraciones (incisiones, dibujos) son personalizables porque las hacemos totalmente a mano o a pincel.

Javier y Mª José

Mas de Conill
12120 Lucena del Cid - Castellón

Tfno. nº: 964 09 07 99

Nº de Registro Artesano de Teruel: 750



Trabajando con el torno


Antes de empezar, hay que amasar la arcilla, para evitar que alguna burbuja de aire, atrapada en las paredes de la pieza que hagamos, pueda romperla cuando se someta al proceso de cocción.

En el torno, hay que centrar la pella (pedazo de barro con forma cónica) antes de abrir, subir y dar forma a la pieza. Después las dejamos secar a dureza de cuero, que es cuando esta aún húmeda, pero más dura y no se pegan los dedos al tocarla.

Es el momento de volverla a centrar en el torno para retornearla y afinar así su forma.

Si la pieza va a llevar esmalte, la dejamos secar totálmente y le pasamos una esponja húmeda para dejar la superficie más fina.

Cuando vuelve a estar bien seca, la cocemos a 980 ºC , durante 8 horas aproximadamente, y esperamos más de 12 horas hasta que se enfríe, para que al sacarla no se pueda romper por el choque térmico.

Una vez que está bizcochada, bizcochar es cocer la arcilla, la esmaltamos por inmersión sumergiéndolas en un cubo con esmalte, y le quitamos los chorros del escurrido, para evitar bultos en la superficie. Luego pintamos a pincel los dibujos, con óxidos metálicos puros (cobalto, cobre, hierro...).

Cuando está seco el esmalte, la cocemos a 970º C aproximadamente.

Si la pieza va a ser bruñida el proceso es otro. Despues de hacerla y retornearla, la bruñimos (pulimos) con una herramienta lisa, para conseguir la suavidad que las caracteriza, luego, cuando seca un poco, hacemos las incisiones, una a una con modeladores (palillos con formas distintas en la punta).

Cuando la pieza está totálmente seca, la bizcochamos.

Luego la esmaltamos, vertiendo el esmalte por dentro y girándola, para que pase por toda la superficie hasta vaciarla. Luego limpiamos los bultos que hacen los chorros de esmalte de dentro con una herramienta cortante, y con una esponja húmeda, los de fuera.

Cuando se seca el esmalte y la arcilla, aplicamos con paletina (pincel plano) óxido de hierro con fundente, sobre la superficie bruñida, para que entre en las incisiones.
Luego quitamos el óxido sobrante, con una esponja húmeda, para crear más contraste.
Acabamos algunas piezas con el borde pintado con óxido de hierro, las otras llevan el esmalte blanco hasta el borde.

Cuando seca la pieza, la cocemos a 970º C aproximadamente. Después le ponemos cera para protegerla de la suciedad.